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La suspensión de un automóvil tiene varias funciones, como mejorar la comodidad del viaje, mantener el contacto de las ruedas con la carretera, y garantizar la estabilidad y control del vehículo.
Algunos signos de problemas en la suspensión incluyen ruidos extraños al conducir, vibraciones inusuales, desgaste irregular de neumáticos y una conducción más áspera de lo normal. Si experimentas alguno de estos, es recomendable realizar una revisión.
Los amortiguadores y las ballestas deben cambiarse cuando muestran signos de desgaste, como fugas de aceite en los amortiguadores o pérdida de altura en las ballestas. Además, se recomienda cambiarlos cada cierto número de kilómetros según las recomendaciones del fabricante.
Sí, el mantenimiento preventivo es crucial para prolongar la vida útil de los componentes de la suspensión. Revisiones regulares ayudarán a identificar y abordar problemas antes de que se vuelvan más graves.
La duración de la suspensión puede variar según el tipo de conducción, las condiciones de la carretera y el mantenimiento. En general, se recomienda una revisión cada 50,000 a 100,000 kilómetros.